Una vieja terapia, por los años que tiene, pero nueva ya que es desde hace muy pocos años que se les están dando a los minerales la importancia que tienen. La ciencia, ya se ha dado cuenta que algunos minerales en muy poca cantidad son imprescindibles para la vida.
Son necesarios para que las reacciones biológicas que tienen lugar en nuestro organismo funcionen correctamente. Estos minerales, se llaman «catalíticos», precisamente porque catalizan las reacciones que tienen lugar en nuestro organismo.
La OLIGOTERAPIA, a más de cincuenta años de su nacimiento oficial, a pesar de que sea considerada como “nueva llegada” entre las nuevos métodos de cura, se han convertido en una eficaz arma terapéutica en los manos de muchos médicos y naturópatas, demostrando su vitalidad, originalidad y actualidad:
- Es una medicina del terreno, no sólo del síntoma.
- Soluciona las causas profundas, los tejidos y metabolismo, de las enfermedades.
- Refuerza las defensas naturales del organismo.
- Todo eso es avalado por una vasta literatura y experiencia farmacológica y clínica que reevalúa una terapia injustamente tildada de nebulosa y de falta de adecuadas bases fisiológicas.
Estamos constituidos por una serie de elementos químicos, disueltos en agua y otros líquidos corporales.
En mayor cantidad, tenemos C, H, O, N, S y P. Forman parte de los glúcidos, lípidos y proteínas. El Na, Cl, K y Ca también existen en una buena cantidad.
En un segundo plano, existen unos cuantos minerales que también forman parte de los seres vivos, pero en mucha menor cantidad. Son Li, Co, Mo, Fe, Cu, Zn, Se, Ge, Mn, Mg, Bi, Ni, F, I, Cr,…
A pesar que están presentes en cantidades muy pequeñas, sus funciones biológicas son muy importantes. Son aquellos elementos que conocemos como oligoelementos o elementos traza. Cuando un mineral está en una cantidad menor a 1mg/kg de peso decimos que se trata de un oligoelemento. Muchos ciclos biológicos no se pueden llevar a cabo sin la presencia de estos oligoelementos.
Los oligoelementos, son muy específicos y no son capaces de sustituir a otros en lo referente a sus funciones. Está claro que su ausencia, es incompatible con la vida y su deficiencia va a producir muchos trastornos.
HISTORIA
Oligos en griego significa poco. Desde muy antiguo, el hombre ha utilizado los oligoelementos, de forma empírica, es decir sin saber muy bien el porqué. Los primeros datos históricos se remontan a 6000 años antes de Cristo con los sacerdotes caldeos.
Siempre fueron poco considerados y nunca se les dio ninguna importancia, ya que se pensaba, que como estaban en tan poca cantidad en el organismo, su presencia no era determinante para el metabolismo de los seres vivos y en definitiva para la vida. Por otro lado, la tecnología de la época, no permitía cuantificar en qué cantidad estaban presentes.
En el siglo XIII, Basilio Valentino daba trocitos de esponja de mar a la parrilla a enfermos de bocio. La mejoría era evidente, pero no se sabía el por qué. Hoy, se sabe que al tostar la esponja, el yodo que tiene, al calentarlo se transforma en yoduro, muy fácilmente asimilable de forma que en muchos casos el bocio (hipotiroidismo) mejora.
A finales del siglo XIX (1890), Gabriel Bertrand vio que cuando veía la composición química de los seres vivos, aparecían los de siempre, C, H, O… en cantidades importantes, pero también había otros en cantidades muy pequeñas. Estos otros, siempre se consideraban “contaminación” de la muestra.
Bertrand quiso comprobar si estos elementos eran o no contaminación, para ello hizo el siguiente experimento: cultivó el Aspergillus niger (alga), en un medio sin Mn. Comprobó que el alga no podía vivir. Al medio de cultivo le añadió una pequeñísima cantidad de Mn y vio que el alga vivía, pero no se podía reproducir. Luego añadió más cantidad de Mn y comprobó que vivía y se reproducía. Este ensayo fue suficiente para demostrar que el Mn era imprescindible para el desarrollo del Aspergillus.
Este fue el punto de inflexión en la investigación de los oligoelementos, y empezaron a ser considerados entre algunos miembros de la comunidad científica.
Cada vez eran más conocidos los oligoelementos. El empuje definitivo lo dio Jaques Ménétrier, el padre de la oligoterapia, ya que fue a partir de sus investigaciones, en 1.942, cuando realmente empezó a valorarse la importancia de estos elementos en el metabolismo de los seres vivos. Ménétrier estableció el papel de los oligoelementos y sus indicaciones según los signos y síntomas que presentaba el paciente.
Aún hoy, se están comprobando algunas de las teorías de Ménétrier, por medio de estudios clínicos y de laboratorio.